Edwin Jusino Aldarondo



— Corazón oculto —

¿A que ha llegado la vida?
Donde la gente no dice lo que siente
Con espinas sobre su corazón silente
Deambulando por las calles escritas
Es cierto, no existe amor a primera vista
Pero ¿cómo decirle a un corazón inquieto,
A un corazón que desea apasionadamente
Sentirse amado por otro?
Oh majestuosa reina, nuestra dulce apatía
¡La virgen viuda de la vida!
Vistes de un velo de sabor a vino
Con el cual emborrachas la prostituida vida
¡Cuanto más hemos de soportar tu tiranía!
Cuando será que el silencio abra puerta,
Y gritemos, y gimamos;
Que de nuestros ojos perlas emanemos
Nos mentimos en el espejo
Cuando en la ducha deseamos
Pero en el espejo nos reprimimos.
¡Que dicha la de nosotros los poetas!
Somos nosotros la voz silente del pueblo
Somos nosotros los que revelamos
El deseo del corazón; ser amado.
Escucha al atalaya en el viento
Escucha al viento susurrarte
Y no corras, no huyas, no temas
Más deja que tu corazón sea patético,
Deja la puerta abierta al príncipe que no viste de azul
O a la princesa que no espera el beso soñado.
La vida no es un sueño
Los sueños son la vida
Los sueños que anhelamos y perseguimos.
El pecado mortal, es el odio
Y odiamos cuando jugamos con el corazón ajeno
Haciéndole pensar que nuestro amor es de ellos
Más, espetamos nuestras dagas Brutas en sus pechos.
¿A que ha legado la vida?
Mundo enfermo
Perseguidores de corazones
Forzándoles a ocultarse en las tinieblas.
Crucifican el corazón como si fuera un asesino
O le prenden fuego como monstruosidad Shelliana.
No, no me atrevo a permitirle a mi corazón
Volver a confesar sus sentimientos
Aun si la luz se lo permitiera,
Pues, las palabras de amor
Ya no son dulces, ya no son queridas
Son expuestas a crueles vientos fríos
Y rechazados por sonrisas crueles, falsas.
¿A que ha llegado la vida?
Yo solo quisiera poder dejarte
Yo solo quisiera permitírtelo
Pero tú y yo sabemos que saldremos heridos
Heridos por mujeres malvadas
Que se deleitan en el abismo
Y persiguen a las que quieren amar,
Son mujeres que usan velos
Cegadas por su maldad.
¿Quién sabe? Tal vez también se han prostituido
Han masturbado las mentes ajenas
Dejándolas confusas, y esclavizadas.
Dejemos ya los engaños
Y aprendamos que el amor,
El verdadero amor es una decisión que se siente
Una decisión, un estilo de vida, de confianza
Y cuando jugamos con los corazones
Solo somos nosotros
Los que heridos salimos.

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