Antonio Alvarez



— Adjuntas —

Adjuntas: ambos somos algo
el uno y el otro en nuestra sangre.
Guilarte, cerro-pupila, cerro atalaya.
Cerro donde mi ser se echa a soñar...
Señor de los cerros de mi pueblo.
Tú creces por detrás de mi silencio
en un tejido de neuronas
de árboles y riachuelos.
Lago Garzas: sereno, quieto espejo
entre albas noches y atardeceres.
¡Cuántas veces mi alma te ha cruzado
sola ... sola ... sola ...
montada en una metáfora
de silencios y palabras
bajo los plenilunios cenicientos
y el callado rumor de las luciérnagas.

Por los sótanos de mi sangre
una alegría de bohío indígena
acuna en su pecho al Portillo,
Yahuecas, Ciénaga, Juan González.
De esa sangre que tú nutriste,
Adjuntas, mi cántico para ti sale
hecho verso, hecho ave.

Sin embargo, yo te he visto , mi pueblo
tantas veces con tu dolor de
calle solitaria
torcer más allá de la esperanza,
torcer más allá de la oración ...
torcer más allá de todas las miradas.

Tal vez te duele el dolor de aquellos
a quienes se les cae la vida
poco a poco sobre el asfalto.
Te he visto tantas veces triste
como si una angustia de ciclón te persiguiera,
o una desesperación de terremoto
te encenizara la frente
y una ansiedad sin límites te acosara.
¡Que despierte el Gigante
para que custodie tu alma
de robles florecidos sobre el paisaje.

* * *

Antonio Alvarez nació en Adjuntas en el año 1944

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